Hoy es el tercer día del Triduo Pascual. Recordamos la soledad de la Virgen después de haber depositado el cuerpo de Jesús en el Sepulcro.
Hoy es un día de espera, de estar junto a María esperando que se cumplan las promesas de Jesús. Es un día de silencio, de reflexión, de interiorizar en el misterio de nuestra historia cristiana.
Todo está vacío, el altar desnudo, los símbolos ausentes. Es el momento de esperar con Fe que Jesús Resucite y que nosotros, con Él, también resucitemos.
La Iglesia celebrará esta noche la Vigilia Pascual y volverá el gozo a nuestros corazones, se irá la oscuridad y vendrá de nuevo la Luz.
Los rocieros debemos estar alerta, unirnos a la Virgen del Rocío, acompañarla en su soledad y pedirle que su intercesión nos siga acompañando a nosotros. Debemos abrir las puertas del alma para que al final de éste día de oración, vuelvan los Aleluyas a la vida y todo cuanto venga, que será bueno, lo recibamos con el corazón agradecido al que lo dio todo por nosotros.
Este fragmento pertenece al Editorial de Periódico Digital Rociero, y es autoría de Francisca Durán Redondo
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